domingo, junio 16, 2013

Post para nostalgicos II: BeOS en QEMU

Este post fue publicado en otro blog en 2008, lo recupero aqui. Puede que algunas referencias ya no esten vigentes.

Instalar BeOS en Qemu para Linux

En el post anterior instalamos Qemu para Linux e iniciamos con BeOS, ahora prepararemos todo un poco mejor.

El archivo con BeOS "image.be", es un disco virtual de 500 megas, suficiente para el sistema operativo que apenas ocupa aproximadamente 300 megas, pero muy pequeño si queremos agregarle mas software, así que nuestra primera meta sera crear un nuevo disco duro virtual e instalar BeOS en él.

Con el comando "qemu-img" crearemos un disco virtual, el comando exacto es este: "qemu-img create -f qcow ~/beos/qemu.img 5G". Este disco crecerá hasta los 5 gigas mientras le copiemos datos, así no malgastamos el espacio del disco duro real. Ya que tenemos el disco virtual solo falta iniciar nuevamente nuestra copia de BeOS y decirle que se instale en el nuevo disco, un procedimiento harto fácil.

Iniciamos Qemu con el siguiente comando: "qemu -hda ~/beos/beos.img -hdb ~/beos/image.be -fda ~/beos/floppy.img -boot a".
Acuerdate de subir el vídeo en modo VESA presionando la barra espaciadora y seleccionando "Select fail-safe video mode" y un modo de vídeo acorde a tú monitor. Ya lo arreglaremos definitivamente en un rato.





Ventana de seleccion de modo de vídeo Vesa (1) Ventana de selección de modo de vídeo Vesa (2)


Ya iniciado en el menú de BeOS selecciona "Application" e "Installer".

Menu y programa Installer


Aquí selecciona Agree y en la próxima ventana haz clic en el triangulito de More Option

Opcion


Selecciona el botón Setup Partitions para preparar una partición en el disco virtual. En la ventana de Drive Setup selección el segundo disco de la lista. El primero es la unidad de disco, el tercero es el seleccionado en Qemu como hdb y etiquetado como Personal Edition. Ya seleccionado ve a la opción "Setup" del menú y escoge en el submenu "Partition" e "Intel". En la ventana resultante escoge el tipo de sistema de archivos en la primera partición haciendo un clic en el botón que dice "Empty" y seleccionando BeOS. En el botón que dice "layout" selecciona la primera opción: "100% Partition". OK. Proceed. Cierra Drive Setup, el instalador automáticamente detecta la nueva partición y la selecciona, haz clic en el botón "Begin", aparece una ventana de advertencia, escoge "Go ahead", en la próxima ventana escoge "Initialize" para crear el sistema de archivos, escoge una etiqueta (en mi caso fue "QemuBeOS") y has clic en el botón "Initialize". La instalación comienza automáticamente.


Drive Setup

Partition


En mi computadora (un AMD Athlon 2800+ con 1 giga de RAM y Slackware 12 con un kernel compilado por mi mismo) tomo mas o menos dos minutos, según tu hardware puede que tome hasta un poco menos. Eso es emulándolo, imagínate lo que seria en el hardware real.

(Al terminar la copia de archivos nos preguntara si queremos instalar un Boot Manager, por supuesto la respuesta es Yes. Next. Next. No. Solo escogemos la primera opción QemuBeOS). Next. Next. Next. Yes. Done y apaga BeOS.


Bootman

Bootman


Ahora para iniciarlo con Qemu utiliza el siguiente comando: qemu -hda ~/beos/beos.img -boot c.
No olvides lo del vídeo VESA, al menos hasta el próximo paso.

Si seguiste el post anterior y habías configurado las direcciones IP para acceder a Internet, estas se copian al nuevo sistema, así que al iniciar ya debería ser accesible el Internet.

Configurando el vídeo
No siempre vamos a estar presionando la barra espaciadora al inicio del booteo para tener BeOS con colores, seria una vergüenza para nosotros seres informáticos que automatizamos hasta lo no automatizable. Para configurar el modo de vídeo VESA en BeOS como el modo por defecto debemos modificar un archivo o bien descargar el programa Vesa Accepted (http://www.bebits.com/app/1105). El método manual es modificando el archivo /home/config/setting/kernel/driver/sample/vesa escribiendo la resolución que quieres y la cantidad de colores, por ejemplo: "800 600 16" y ubicandolo en la carpeta /home/config/setting/kernel/driver. Aunque este método es mas facil y no necesita de software adicional, el primero es el recomendado y el mas elegante.
Vesa Accepted


Ejecutar Qemu con BeOS en una instancia nueva de X.
¿Para qué? pues para cambiar entre la instancias de X mediante CTRL+ALT+F
He intentando tener Qemu funcionando a pantalla completa en otro "Desktop" de KDE y cambiar con una combinación de teclas, pero lamentablemente no funciona, así que mi método es ejecutar una nueva instancia de X con Qemu a pantalla completa, todo con el siguiente comando desde una consola fuera de la sesión de X que tengas actualmente:
xinit /opt/qemu-0.9.0/bin/qemu ~/beos.img -full-screen -- :1

Ahora que tienes BeOS funcionando lo siguiente seria instalar algunos programas y disfrutar de la experiencia, para ello date una vuelta por www.bebits.com y si algo te interesa lo descargas, descomprimes y ejecutas.

Fin
Para disfrutar de la verdadera experiencia de usar BeOS lo ideal es instalarlo en el disco duro y disfrutar de la velocidad de BeOS en un hardware real. Pero eso sera en otro post.

Post para nostalgicos III: BeOS En VMWARE

Este post fue publicado en otro blog en 2008, lo recupero aqui. Puede que algunas referencias ya no esten vigentes.

BeOS en VMWARE para Linux



En otro post escribí sobre ejecutar BeOS en Qemu para Linux con el propósito de probarlo, recordarlo o conocerlo, segun sea el caso. Qemu no es el único emulador/virtualizador disponible, antes de él ya VMWARE había conquistado el mercado, como es software comercial fue diseñado para trabajar con sistemas Windows, Linux y algunas variantes de Unix y BSD, así que BeOS no era santo de su devoción, mas bien durante un largo tiempo fue imposible usar BeOS en VMWARE por la forma en que emulaba la memoria, recuerdo que leí sobre ello en la pagina de VMWARE, pero eso hace mucho y por suerte ahora la historia es otra.

BeOS no solo funciona actualmente (y desde hace ya bastante tiempo) en VMWARE sino que lo hace mas rápido que en Qemu, aunque presenta incompatibilidades y son necesarios algunos pasos extras. Con este post pretendo adelantarme a algunos que piensen probar BeOS en VMWARE y se encuentren con estos problemas.

VMWARE es un virtualizador, permite emular otra maquina con su propio sistema operativo sobre el hardware y el sistema operativo real.

Actualmente existen varias versiones, dos de ellas gratis, VMWARE Player y VMWARE Server. Para nuestros propósitos la VMWARE Player nos vendrá bien, ademas se descargara mas rápido porque son solo 20 megas.

Por varias razones para instalar BeOS en VMWARE son necesarios algunos pasos adicionales a la instalación en Qemu, primero, a diferencia de Qemu VMWARE emula un procesador AMD y existe un bug en BeOS con estos procesadores, para resolverlo es necesario modificar el archivo /beos/system/kernel_intel y modificar la segunda ocurrencia GenuineIntel por AuthenticAMD, el programa DiskProbe incluido en BeOS PE sera suficiente para hacer esto.

Segundo, necesitamos drivers para la tarjeta de red, VMWARE emula una vlance, encontraremos el driver en www.bebits.com. Tercero, tambien necesitamos el driver de la tarjeta de vídeo, aunque podemos usar los modos de vídeo VESA en VMWARE. La versión actual del driver de vídeo de VMWARE en BeOS esta en desarrollo y no hay una versión binaria, solo el código fuente, así que tendremos que descargar las utilidades de desarrollo para compilarlo.

Si no has leído el otro post para nostálgicos: Iniciar BeOS en Qemu para Linux, es momento de hacerlo o de darle una nueva ojeada. Usaremos Qemu para ciertas tareas, así que supondré que has experimentando con el anterior post para poder trabajar con este.

Empecemos

1. Descarga la ultima versión del Vmware Player desde http://www.vmware.com/. Descarga la versión que corresponda con tu distribución y sigue las instrucciones dadas por VMware para instalarlo.

2. Descargas BeOS si no lo hemos hecho ya, [http://www.bebits.com/app/2680]. Esto esta mejor explicado en mi otro post.

3. Debemos modificar el archivo kernel_intel para que funcione correctamente con el procesador AMD que emula VMware e instalar drivers y actualizaciones necesarias. Espero que tengan Qemu instalado para ejecutar los pasos siguientes.

Iniciaremos BeOS en Qemu con el comando qemu -hda ~/beos.img y con el programa DiskProbe buscamos en /beos/system/kernel_intel la segunda ocurrencia del texto GenuineIntel y lo substituimos por esto otro AuthenticAMD (hay que respetar las mayusculas).

DiskprobeDiskprobe


Ahora vamos a descargar el driver de la tarjeta de red y de la tarjeta de vídeo, respectivamente [http://www.bebits.com/app/4355] y [http://www.freelists.org/archives/openbeos/01-2007/msg00081.html].

La tarjeta de red es un archivo autoinstalable, asi que no dará mas problemas que tener que hacerle doble clic y aceptar. Pero para instalar el driver de vídeo primero hay que descargar "BeOS R5 Development Tools". Para instalarlas hay que descomprimir el archivo en el directorio principal. Con las herramientas de desarrollo instaladas (puedes probar esto ejecutando "cc --help" desde el programa Terminal) habre un Terminal y ubícate en la carpeta donde descargaste y descomprimiste el driver de vídeo (si no lo has descomprimido ¿ha que estas esperando?). Para compilar el driver de vídeo solo es necesario ejecutar "make" y "make install".

Ya modificado el kernel_intel e instalado los drivers apaga BeOS.

4. Ahora hay que convertir nuestra imagen de disco al formato vmdk que es el utilizado por VMware con el comando siguiente: qemu-img convert -f qcow ~/beos.img -O vmdk ~/beos.vmdk.

5. Vmware Player no permite crear los archivos de configuración para nuevas maquinas virtuales, por lo que lo crearemos mediante la pagina www.easyvmx.com, un truquito muy funcional y apropiado. Evidentemente descargaremos el archivo resultante en la misma carpeta donde tengamos nuestra imagen de disco.

6. Con VMware Player ya instalado, la imagen previamente convertida a formato vmdk y un archivo de configuración vmx creado y ubicado en el mismo directorio que la imagen de disco solo basta iniciar VMware y desde la ventana especificarle donde esta el archivo de configuración de la maquina virtual.

Fácil verdad. Algunos pasos ya fueron explicados antes, por eso este post parece tan corto y con tan pocos detalles.

Nota: He notado que en algunas ocasiones el mouse en VMware deja de funcionar y se posiciona en la esquina superior izquierda, creo haber leído por hay que es un bug del driver de vídeo, pero me ocurrió al menos una vez antes de instalar el driver así que ya no estoy seguro, también creo haber leído que la única solución es reiniciar BeOS, puedes hacer CTRL + ALT + DEL y moverte entre las opciones con la tecla tab.
BeOS


Espero disfruten con BeOS y te prepares para instalarlo localmente en tu maquina, donde verdaderamente podrás disfrutarlo.

¿Fin?

Post para nostálgicos I: BeOS en QEMU

Este post fue publicado en otro blog en 2008, lo recupero aqui. Puede que algunas referencias ya no esten vigentes.

Iniciar BeOS en Qemu para Linux

Logo BeOS
Algunos habrán escuchado muy buenas cosas de BeOS, otros que ya lo conocen lo recuerdan con añoranza y melancolía, algunos están conociéndolo recién ahora o apunto de conocerlo, en fin, a pesar del tiempo pasado BeOS no ha muerto, sigue en la memoria colectiva de mucha gente y permanecerá así por mucho tiempo.

Este post brinda la oportunidad de probarlo ya sea para conocerlo o solo para recordar lo que lo hacia tan especial. No es nada complicado utilizar BeOS en el emulador libre Qemu, pero a muchos le da flojera investigar y quizás con este post los anime a volver a intentarlo aunque sea por unos momentos. Servirá para preparar algunas bases ante la llegada de su substituto libre Haiku, tan bello y bien diseñado como el original.

Seguro que la mayoría de los que se interesen por este post ya saben que es BeOS y que es Qemu, para los nuevos mi recomendación es que visiten la wikipedia y lo lean por ustedes mismos:
BeOS: http://es.wikipedia.org/wiki/BeOS
Qemu: http://es.wikipedia.org/wiki/Qemu Homepage: http://fabrice.bellard.free.fr/qemu ó http://www.qemu.net Ese pedazo de emulador: http://www.badopi.org/node/585

Como resumen diré que Qemu es un emulador, permite tener otra computadora funcionando sobre la computadora real, emulando el hardware para que los sistemas operativos crean que están en una PC verdadera. Qemu no solo emula PC, sino otras arquitecturas de procesadores como PPC, ARM, Sharp y mas.

BeOS es un sistema operativo desarrollado por Be Incorporate en 1990, empresa que fue vendida a Palm en 2001 debido a problemas financieros. BeOS esta orientado al ámbito multimedia, es super rápido, su interfaz es muy simple y limpia, soporta mas de un procesador (desde el año 1990, cuando ms-dos dominaba el mercado, aun en el '95 su competencia era Windows 95 que no trabajaba bien ni con un procesador) entre otras muchas virtudes.

¿Empezamos...?

Mi único sistema operativo en casa es Linux, Slackware 12 para ser exacto, así que instalaremos Qemu aquí. Evidentemente instalar Qemu en Windows es tan fácil como descomprimir un archivo .zip. Con estas instrucciones podrá instalarse en cualquier distribución ya que uso el paquete fuente original y no paquetes precompilados para una u otra version especifica de Linux.

Quizás ya conozcas como se instala y ejecuta Qemu, así que seré breve, en caso contrario no solo tienes estas instrucciones sino la pagina oficial http://www.qemu.net para buscar mas información.

Evidentemente nuestro primer paso sera descargar los fuentes desde www.qemu.net o bien descargar los binarios que hay disponibles para Linux. También puedes utilizar el repositorio de software de tu distribución favorita, seguro que ya tienen Qemu precompilado. Yo prefiero compilar desde las fuentes, así les muestro un ambiente que todas las distribuciones puedan compartir. Para la fecha de edición de este post la ultima versión disponible es la 0.9.1

Por cierto, Qemu presenta problemas si se compila con GCC 4, así que para los que tenemos distribuciones que lo incluyen habremos de cambiar a la versión 3. Para Slackware es sencillo, desde http://packages.slackware.it podemos descargar la versión 3.4.6, no hay que desinstalar la version actual (4.1), esta ultima se instala en la carpeta /opt, así que no entra en conflicto con nuestra versión de GCC. Ya instalada GCC 34 se puede hacer un enlace simbólico de /opt/gcc34/bin/gcc-3.4.6 a /usr/bin/gcc-3.4.6 y /usr/bin/gcc34.

  1. Descargamos los fuentes en nuestra carpeta personal (cd ~; wget http://fabrice.bellard.free.fr/qemu/qemu-0.9.1.tar.gz)
  2. Descomprimimos (tar -xzf qemu-0.9.1.tar.gz)
  3. Entramos al directorio y ejecutamos ./configure (cd qemu-0.9.1; ./configure --cc=gcc34 --prefix=/opt/qemu-0.9.1 --interp-prefix=/opt/qemu-0.9.1/share --target-list=i386-softmmu). Ahora lo explico: --cc=gcc34 le indica a Qemu que se compile usando el comando gcc34 que es la versión 3.4.6 de gcc que descargamos hace poco; --prefix nos copiara los archivos binarios en /opt/qemu-0.9.1, por defecto lo hace en /usr/local pero yo prefiero hacerlo en opt, así si hay que eliminarlo solo hay que borrar la carpeta; interp-prefix nos ubicara la bios y la tarjeta de vídeo virtual en la carpeta /opt/qemu-0.9.0/share e incluirá la ruta en el binario qemu, de otra manera tendríamos que indicarle al ejecutar qemu la opción -L y la ubicación de estos archivos; --target-list=i386-softmmu esta solo compila Qemu para emular la arquitectura i386, a menos que también quieras emular la x86_64 o SPARC, PowerPC, ARM etc. esta bien así.
  4. Compilamos (make ).
  5. Ya compilado instala como root (su; make install)
  6. Para tener disponible los binarios en nuestro $PATH hay que crear link simbólicos, como root (ln -s /opt/qemu-0.9.1/bin/qemu /usr/bin/qemu; ln -s /opt/qemu-0.9.1/bin/qemu-img /usr/bin/qemu-img)

Además de emulador Qemu funciona como virtualizador, que es un método distinto de ejecutar maquinas virtuales, en este método las llamadas al sistema son ejecutadas en el hardware anfitrión en vez de ser pasadas al sistema operativo anfitrión para que las ejecuta, con esto se acelera mucho el funcionamiento de algunos sistemas operativos. En Qemu esto se logra a través de un modulo llamado Kqemu, cuya versión al momento de este post es la 1.3.0pre11. Lamentablemente con BeOS no funciona correctamente por lo que no podemos disfrutar de toda la potencia del virtualizador, sin embargo teniéndolo instalado aun podemos aprovecharnos de cierto código de usuario que puede ser traspasado directamente al hardware y que funcionara bien en nuestro caso. BeOS es bastante rápido aun sin el Kqemu instalado y de todas maneras la diferencia entre tenerlo activado y no tenerlo activado puede que no se note, así que estos pasos pueden ser obviados, aunque cuando intentes probar a instalar Windows o Linux en Qemu es altamente recomendado tenerlo instalado y activado.

Hay que tener soporte para módulos en el kernel, ya que Kqemu es un modelo del kernel.

  1. Descargar Kqemu en tu carpeta personal (cd ~; wget http://fabrice.bellard.free.fr/qemu/kqemu-1.3.0pre11.tar.gz)
  2. Descomprimirlo y entrar al directorio (tar -xzf kqemu-1.3.0pre11.tar.gz; cd kqemu-1.3.0pre11)
  3. Ejecutar ./configure, make y make install, esto ùltimo como root (./configure; make; su; make install)
  4. Si usas udev en tu distribuciòn ejecuta este comando para crear el archivo /dev/kqemu:echo 'KERNEL=="kqemu", NAME="%k", MODE="0666" > /etc/udev/rules.d/60-kqemu.rules. En cambio si no usas udev ejecuta el comando siguiente:mknod /dev/kqemu c 250 0; chmod 666 /dev/kqemu (ambos como root claro).
  5. Para activar el modulo kqemu ejecuta el comando modprobe kqemu.
Ya con Qemu instalado nuestro proximo paso sera conseguir BeOS. El CEO de BeOS Jean-Louis Gassée ofreciò gratuitamente una copia del sistema operativo que funciona desde una imagen de disco virtual, se llama "BeOS Personal Edition", esta en http://www.bebits.com/bob/12420/BeOS4Linux.tar.gz, hay dos versiones, una para Windows con un instalador gràfico y otra para Linux que viene comprimida en un archivo tar.gz. La idea original era que se iniciara desde un disco flexible, este subìa BeOS desde el disco virtual ubicado en una partición de nuestro disco duro real. Este método solo funciona con sistemas de archivo FAT32, NTFS (de Windows NT 4 y Windows 2000, no funciona en NTFS de XP) y ext2 (no he probado con EXT3, se supone que es compatible con ext2 así que debería funcionar). Los sistemas aceptados eran los que existían al momento de que BeOS Personal Edition fuera creado y antes de que Be Incorporate fuera vendida. Pero nosotros usaremos Qemu, así que esto ultimo no nos aplica.

Entonces...
  1. Descargamos BeOS PE (cd ~; wget http://www.bebits.com/bob/12420/BeOS4Linux.tar.gz)
  2. y lo descomprimimos (tar -xzf BeOS4Linux.tar.gz).

Los archivos que necesitamos son floppy.img (que puede ser grabado en un disco flexible con el comando "dd if=floppy.img of=/dev/fda bs=512", pero no lo necesitamos) e image.be.

Ya con Qemu instalado, con los link creados apuntando correctamente a los binarios y con la imagen de BeOS disponible (supongo que en la carpeta ~/beos/image.be) solo nos falta iniciar con un comando como este:qemu -hda ~/beos/image.be -fda ~/beos/floppy.img -boot a

Atención: La tarjeta de vídeo que emula Qemu es una Cirrus CLGD 5446 que lamentablemente no tiene soporte en BeOS, así que seguro inicia en escala de grises, para evitar esto hay que subir con soporte para VESA. Al principio del booteo en Qemu presiona la tecla espaciadora, en el menú resultante selecciona "Select fail-safe video mode" y escoja un modo de vídeo.




Ventana de seleccion de modo de vídeo Vesa (1) Ventana de selección de modo de vídeo Vesa (2)



Ya tienes a BeOS funcionando, no fue tan difícil ¡verdad!

Escritorio vacio


Qemu soporta varios tipos de accesos de red para el sistema que se esta emulando y automaticamente selecciona el llamado "net user" que te permite acceder a Internet de manera automática compartiendo la conexión con el sistema operativo anfitrión y configurando el sistema invitado (el emulado) a través de un servidor interno de DHCP. En BeOS por alguna razón la configuraciòn por DHCP con Qemu no funciona así que hay que configurar a mano las IP para acceder al Internet.

En el menú de BeOS selecciona el submenu Preferences y la opción Network. Cliquea en el botón Setting y Especify settings, llena los campos con estas opciones: IP Address: 10.0.2.15; Subnet Mask: 255.0.0.0; Gateway: 10.0.2.2. Clic en Done y en la ventana principal el Primary DNS es: 10.0.2.3. Al guardar la configuración te preguntara si quieres reiniciar la red, responde que si y nuevamente en el menù BeOS ahora en el submenu Applications busca Netposite, un pequeño navegador Web muy ràpido, pero que lamentablemente no soporta JavaScript ni CSS, pero ya luego instalaremos FireFox.






Preferencias en el menu de BeOSConfigurar IP


Continuara...

domingo, mayo 18, 2008

jueves, abril 24, 2008

¿Cómo decepcionarse de la humanidad en cuatro pasos?

Cualquiera que tenga fe en la humanidad en su conjunto no ha analizado seriamente la situación.

He aqui unos cuentos que me dejaron una amarga sensacion sobre el ser humano y la humanidad en general, y es que somos malos, muy malos, pero disfrazados de buenos.

Los tres primeros son del Profesor Juan Bosch, de su libro "Cuentos escritos en el exilio". El cuarto es de Heinrich von Kleist, escritor Aleman.

Esta no es mas que mi opinion, tambien podriamos encontrar cuentas que nos den esperanza.

Sin mas preambulos, aqui estan los links:
Los AmosEn un bohío
Luis PieEl terremoto de Chile

jueves, julio 12, 2007

Poema en dos tiempos

Buscando un escrito de María Schmidt llamado USEN PROTECTOR SOLAR, llegue a este blog
y me pareció interesante esta frase que tiene a la derecha sobre el propósito del blog: "Escribo porque así todo el mundo sabe lo que pienso pero nadie entiende lo que siento. El verdadero abismo de las palabras se esconde tras los ojos que me leen."


Eso de escribir porque todos sabe lo que pienso me recordó un poema que leí en un libro del que ni recuerdo el nombre ni recuerdo el autor, se llama "Poema en dos tiempos", y dice:


Primer tiempo


Este era un señor
que quería cantar
y quería volar
como un ruiseñor

Mas no siendo cantor
que supiera cantar
y no ser ruiseñor
que pudiera volar
cometió el grave error
de ponerse a pensar.

Segundo tiempo

Este era un señor
que quería cantar
y quería volar
como un ruiseñor

Y una noche de horror
lo mandaron a matar
nada mas, si señor
nada mas por pensar.


El post completo de Azul con el escrito de María Schmidt (muy recomendado) esta aquí:
Usen protector solar: María Schmidt


El resto del post aquí

jueves, febrero 01, 2007

Cuento El Maestro de Oscar Wilde

Me gustaria conocer a alguien que se identifique con este cuento:

El maestro

Y cuando las tinieblas cayeron sobre la tierra, José de Arimatea, después de haber encendido una antorcha de madera resinosa, descendió desde la colina al valle.


Porque tenía que hacer en su casa. Y arrodillándose sobre los pedernales del Valle de la Desolación, vio a un joven desnudo que lloraba.

Sus cabellos eran color de miel y su cuerpo como una flor blanca; pero las espinas habían desgarrado su cuerpo, y a guisa de corona, llevaba ceniza sobre sus cabellos.

Y José, que tenía grandes riquezas, dijo al joven desnudo que lloraba.

-Comprendo que sea grande tu dolor porque verdaderamente Él era justo.

Mas el joven le respondió:

-No lloro por él sino por mí mismo. Yo también he convertido el agua en vino y he curado al leproso y he devuelto la vista al ciego. Me he paseado sobre la superficie de las aguas y he arrojado a los demonios que habitan en los sepulcros. He dado de comer a los hambrientos en el desierto, allí donde no hay ningún alimento, y he hecho levantarse a los muertos de sus lechos angostos, y por mandato mío y delante de una gran multitud, una higuera seca ha florecido de nuevo. Todo cuanto él hizo, lo he hecho yo.

-¿Y por qué lloras, entonces?

-Porque a mí no me han crucificado.

FIN

Oscar Wilde

lunes, enero 29, 2007

¿De que se supone que se habla aqui?

¿De que se supone que se habla aqui?
Ya se que hay libertad absoluta sobre los temas que uno puede tratar, pero ¿cual es el proposito? Tener un blog personal para decir tonterias como que no puedo escribir la palabra "blog" de manera automatica, como se hace al mecanografiar cualquier texto, sino que siempre me sale "glob", hasta la escribo tres veces antes de detenerme y escribirla lentamente, para no equivocarme. Hasta esas tonterias estan permitidas.

Me gustaria tener un lugar donde desahogarme y contar sobre mi, pero yo nunca hablo sobre mi, no es que no quiera, es que perdi la costumbre hace mucho, pense que era mejor que los demas hablen sobre mi y no yo mismo, asi evitaria que creyeran que soy un pedante y un engreido, es ironico pensar que de todas formas lo creen, pero eso tiene su propia historia.


Hay muchas cosas de que hablar, muchas cosas por hacer, como decia nuestro lider politico y gran burro Hipolito Mejia (¿es ilegal insultar a un expresidente?, o ¿tengo derecho a burlarme de una figura publica?, en la pelicula Escándalo de Larry Flin determinaban que si, pero eso es en USA, aqui las leyes se miden con otra vara).

Para las personas que pensamos en mas alla de Miss Universo (que curioso que Miss Universo sea una frase spanglish: en ingles universo se dice universe y en espanol Miss se dice señorita ¿señorita? jajajaja, ¿quien? ¿ellas?) siempre hay proyectos que uno quiere llevar a cabo, ideas que quiere desarrollar y expresarlas.

A mi me ha detenido la piramide de Maslow.
Hace unos años me di cuenta de que para uno desarrollarse como ser humano, intelectualmente, artisticamente, etc., necesitaba tener ciertas cosas aseguradas, esencialmente las necesidades alimenticias y de seguridad, tener la alimentacion garantizada y un lugar donde poder permanecer sin miedo a quedar perdido en la nada.

No hace mucho por puro accidente escuche de la Piramide de Maslow, que viene a decir lo mismo pero mucho mejor elaborado, no para menos era un verdadero psicologo y cientifico el señor Maslow.



Concuerdo con Maslow. Las civilizaciones del pasado que han logrado un alto desarrollo en el arte y las ciencias fueron siempre las mas prosperas, aun hoy las sociedades mas desarrolladas son tambien donde mejor se satisfacen las bases de la piramide de Maslow y donde la gente puede preocuparse por cosas secundarias como el cambio climatico, el desearrollo de la cultura, las libertades civiles, etc.

En nuestro pais no puede haber un Greenpeace o un Partido Verde mientras la mayoria de los ciudadanos no tengan electricidad y una alimentacion adecuada, la educacion asegurada y la posibilidad de vivir en una casa minimamente decente.

El software libre en nuestro pais es totalmente inviable; ¿como le decimos a un programador que se pase seis meses diseñando y escribiendo un programa y que luego lo libere para compartirlo con el mundo? Los unicos que pueden dedicarse a algo asi son aquellos que tienen el sustento diario asegurado, la posibilidad de una casa o apartamento, la educacion de sus hijos garantizada, el pago de la gasolina del carro, de las vacaciones anuales, de las cervezas de vez en cuando. Un dominicano con 20 mil pesos no gana suficiente para satisfacer esas cosas y el verdadero sueldo minimo dominicano son 4,600 pesos. ¡¡¡CUATRO MIL SEISIENTOS PESOS!!!. Dura mas escribirlo que lo que dura en las manos de un pobre.

Habemos (si, me incluyo), muchas personas con ganas de hacer cosas, que beneficien a todos, de luchar por y para todos, pero ¿como? si nuestra primera meta es tener dinero para comer, tener un carro es historia aparte, comprar un apartamento o una casa un sueño.

Cuando alguien sale a trabajar fuera del pais es que se da cuenta de esas cosas, que aprende, que crece como ser humano, no todos, porque no todas las vacas dejan de ser vacas.

En fin, a pesar de todo uno no puede rendirse, hay cosas que se pueden hacer, entre mis planes estan un blog de politica, donde escriba lo que pienso, mis criticas al sistema y si me dedico un poco tal vez algunos reportajes con numeros y pruebas del desastre politico dominicano, sus robos y sus obviedades. Tambien uno de BeOS y Haiku, solo por diversion, adoro ese sistema operativo y le auguro un enorme exito. El omnipresente GNU/Linux no puede quedarse, asi que tambien hay planes con el.

Pero mi gran sueño, el que todavia no puedo ni pensar en satisfacer, es hacer un viaje a los pueblos dominicanos, camara en mano y hacer un album fotografico de toda la Republica, sus pueblos apartados, su gente, sus calles, sus montañas y sus playas. Tambien un album de todas las especies de aves que avitan la isla, siiii, ser hornitologo, participar con el Instituto de Ciencias en un proyecto de ese tipo, pasarme meses enteros interno en las selvas dominicanas tomando fotos de aves de cada tipo. Eso y ganar al menos dos veces el maraton Lowenbrau, y caminar en un extra-maraton por toda la costa dominicana, dije que era un sueño verdad.

Uno que tal vez a otro le guste iniciarlo, ya que yo no puedo pensar en el todavia, es el de digitalizar todos los libros escritos por Juan Bosch y publicarlos libremente en Internet, tengo miedo que se pierda alguno, ahora mismo es dificil conseguir algunas publicaciones suyas, no fueron reeditadas, no hay libros en librerias, etc. Ya que muchos de ellos todavia conservan derechos de autor seria buena idea pedirle al PLD que los compre y los republique con licencia Creative Commons, podriamos aprovechar tambien y pedirle al PRSC que haga lo mismo con los libros de Balaguer y por qué no, pedirle al gobierno que haga lo mismo con todos los libros de escritores dominicanos clasicos, que toda la literatura clasica dominicana sea libre y este disponible para su distribucion. Si de verdad hubiera interes en hecho hasta podrian hacerse publicaciones en papel gratis para estudiantes de escuelas publicas, incentivar a los maestros para que pidan ensayos de algunas obras dominicanas a sus estudiantes, hacer concursos sobre ellos y quien sabe cuantas iniciativas mas para incentivar la lectura y el consumo de estas obras.

Y no se piense que saldria caro coño, que el gobierno gasta mas en una semana con el jodio metro que todo lo que puede costar el comprar los derechos de TODOS los libros dominicanos.

Aprovechando tambien deberia el gobierno solicitar por ley a cada importador de libros que no solo entregue tres copias a cada biblioteca publica sino que ofrezca una version digitalizada para que sea almacenada en una gran biblioteca accesible desde internet y desde las mismas bibliotecas, asi realmente cada dominicano tendria acceso a la cultura escrita.

Pero claro, el interes politico primero.

Es todo. Pense que seria algo corto.
Es tarde y manana hay que trabajar. Somos esclavos.

Grata sorpresa

Me ha sorprendido de tener tres comentarios.  Cree este blog para ocupar mi nombre en blogger, antes que a alguien tambien le gustara y para ver cuan facil era crearlo.
Volvi a entrar para ver cuan dificil era configurar el aspecto visual, para crear uno sobre BeOS, el sistema operativo mas bello de la tierra (no se me ofendan los de Amiga, es que no lo conozco).

Es increible pensar que lo que uno escriba aqui puede ser visto por otros, comentado y hasta crear precedente de alguna manera en el mundo sin uno siquiera proponerselo.  Bien, bien, que yo no creo precedente (todavia!!!), pero la posibilidad existe y es sorprendente que exista y este al alcance de cualquiera.

Considerando que lo que escriba sera tal vez indexado por google y leido por algun internauta aburrido que no tenga nada mas que hacer, y sorprendido de grata manera por los comentarios, he decidido publicar un pequeño cuento que encontre hace muy poco por hay, de extrema belleza, es de Jean Giono, escritor frances que vivio entre 1895 y 1970 segun la Wikipedia. Se llama "El hombre que plantaba arboles".  

Si algun dominicano(a) se siente plenamente identificado con este cuento, le tengo una proposicion por hay.




El hombre que plantaba árboles

Si uno quiere descubrir cualidades realmente excepcionales en el carácter de un ser humano, debe tener el tiempo o la oportunidad de observar su comportamiento durante varios años. Si este comportamiento no es egoísta, si está presidido por una generosidad sin límites, si es tan obvio que no hay afán de recompensa, y además ha dejado una huella visible en la tierra, entonces no cabe equivocación posible.

Hace cuarenta años hice un largo viaje a pie a través de montañas completamente desconocidas por los turistas, atravesando la antigua región donde los Alpes franceses penetran en la Provenza. Cuando empecé mi viaje por aquel lugar todo era estéril y sin color, y la única cosa que crecía era la planta conocida como lavanda silvestre.

Cuando me aproximaba al punto más elevado de mi viaje, y tras caminar durante tres días, me encontré en medio de una desolación absoluta y acampé cerca de los vestigios de un pueblo abandonado. Me había quedado sin agua el día anterior, y por lo tanto necesitaba encontrar algo de ella. Aquel grupo de casas, aunque arruinadas como un viejo nido de avispas, sugerían que una vez hubo allí un pozo o una fuente. La había, desde luego, pero estaba seca. Las cinco o seis casas sin tejados, comidas por el viento y la lluvia, la pequeña capilla con su campanario desmoronándose, estaban allí, aparentemente como en un pueblo con vida, pero ésta había desaparecido.

Era un día de junio precioso, brillante y soleado, pero sobre aquella tierra desguarnecida el viento soplaba, alto en el cielo, con una ferocidad insoportable. Gruñía sobre los cadáveres de las casas como un león interrumpido en su comida... Tenía que cambiar mi campamento.

Tras cinco horas de andar, todavía no había hallado agua y no existía señal alguna que me diera esperanzas de encontrarla. En todo el derredor reinaban la misma sequedad, las mismas hierbas toscas. Me pareció vislumbrar en la distancia una pequeña silueta negra vertical, que parecía el tronco de un árbol solitario. De todas formas me dirigí hacia él. Era un pastor. Treinta ovejas estaban sentadas cerca de él sobre la ardiente tierra.

Me dio un sorbo de su calabaza-cantimplora, y poco después me llevó a su cabaña en un pliegue del llano. Conseguía el agua -agua excelente- de un pozo natural y profundo encima del cual había construido un primitivo torno.

El hombre hablaba poco, como es costumbre de aquellos que viven solos, pero sentí que estaba seguro de sí mismo, y confiado en su seguridad. Para mí esto era sorprendente en ese país estéril. No vivía en una cabaña, sino en una casita hecha de piedra, evidenciadora del trabajo que él le había dedicado para rehacer la ruina que debió encontrar cuando llegó. El tejado era fuerte y sólido. Y el viento, al soplar sobre él, recordaba el sonido de las olas del mar rompiendo en la playa.

La casa estaba ordenada, los platos lavados, el suelo barrido, su rifle engrasado, su sopa hirviendo en el fuego. Noté que estaba bien afeitado, que todos sus botones estaban bien cosidos y que su ropa había sido remendada con el meticuloso esmero que oculta los remiendos. Compartimos la sopa, y después, cuando le ofrecí mi petaca de tabaco, me dijo que no fumaba. Su perro, tan silencioso como él, era amigable sin ser servil.

Desde el principio se daba por supuesto que yo pasaría la noche allí. El pueblo más cercano estaba a un día y medio de distancia. Además, ya conocía perfectamente el tipo de pueblo de aquella región... Había cuatro o cinco más de ellos bien esparcidos por las faldas de las montañas, entre agrupaciones de robles albares, al final de carreteras polvorientas. Estaban habitadas por carboneros, cuya convivencia no era muy buena. Las familias, que vivían juntas y apretujadas en un clima excesivamente severo, tanto en invierno como en verano, no encontraban solución al incesante conflicto de personalidades. La ambición territorial llegaba a unas proporciones desmesuradas, en el deseo continuo de escapar del ambiente. Los hombres vendían sus carretillas de carbón en el pueblo más importante de la zona y regresaban. Las personalidades más recias se limaban entre la rutina cotidiana. Las mujeres, por su parte, alimentaban sus rencores. Existía rivalidad en todo, desde el precio del carbón al banco de la iglesia. Y encima de todo estaba el viento, también incesante, que crispaba los nervios. Había epidemias de suicidio y casos frecuentes de locura, a menudo homicida.

Había transcurrido una parte de la velada cuando el pastor fue a buscar un saquito del que vertió una montañita de bellotas sobre la mesa. Empezó a mirarlas una por una, con gran concentración, separando las buenas de las malas. Yo fumaba en mi pipa. Me ofrecí para ayudarle. Pero me dijo que era su trabajo. Y de hecho, viendo el cuidado que le dedicaba, no insistí. Esa fue toda nuestra conversación. Cuando ya hubo separado una cantidad suficiente de bellotas buenas, las separó de diez en diez, mientras iba quitando las más pequeñas o las que tenían grietas, pues ahora las examinaba más detenidamente. Cuando hubo seleccionado cien bellotas perfectas, descansó y se fue a dormir.

Se sentía una gran paz estando con ese hombre, y al día siguiente le pregunté si podía quedarme allí otro día más. Él lo encontró natural, o para ser más preciso, me dio la impresión de que no había nada que pudiera alterarle. Yo no quería quedarme para descansar, sino porque me interesó ese hombre y quería conocerle mejor. Él abrió el redil y llevó su rebaño a pastar. Antes de partir, sumergió su saco de bellotas en un cubo de agua.

Me di cuenta de que en lugar de cayado, se llevó una varilla de hierro tan gruesa como mi pulgar y de metro y medio de largo. Andando relajadamente, seguí un camino paralelo al suyo sin que me viera. Su rebaño se quedó en un valle. Él lo dejó a cargo del perro, y vino hacia donde yo me encontraba. Tuve miedo de que me quisiera censurarme por mi indiscreción, pero no se trataba de eso en absoluto: iba en esa dirección y me invitó a ir con él si no tenía nada mejor que hacer. Subimos a la cresta de la montaña, a unos cien metros.

Allí empezó a clavar su varilla de hierro en la tierra, haciendo un agujero en el que introducía una bellota para cubrir después el agujero. Estaba plantando un roble. Le pregunté si esa tierra le pertenecía, pero me dijo que no. ¿Sabía de quién era?. No tampoco. Suponía que era propiedad de la comunidad, o tal vez pertenecía a gente desconocida. No le importaba en absoluto saber de quién era. Plantó las bellotas con el máximo esmero. Después de la comida del mediodía reemprendió su siembra. Deduzco que fui bastante insistente en mis preguntas, pues accedió a responderme. Había estado plantado cien árboles al día durante tres años en aquel desierto. Había plantado unos cien mil. De aquellos, sólo veinte mil habían brotado. De éstos esperaba perder la mitad por culpa de los roedores o por los designios imprevisibles de la Providencia. Al final quedarían diez mil robles para crecer donde antes no había crecido nada.

Entonces fue cuando empecé a calcular la edad que podría tener ese hombre. Era evidentemente mayor de cincuenta años. Cincuenta y cinco me dijo. Su nombre era Elzeard Bouffier. Había tenido en otro tiempo una granja en el llano, donde tenía organizada su vida. Perdió su único hijo, y luego a su mujer. Se había retirado en soledad, y su ilusión era vivir tranquilamente con sus ovejas y su perro. Opinaba que la tierra estaba muriendo por falta de árboles. Y añadió que como no tenía ninguna obligación importante, había decidido remediar esta situación.

Como en esa época, a pesar de mi juventud, yo llevaba una vida solitaria, sabía entender también a los espíritus solitarios. Pero precisamente mi juventud me empujaba a considerar el futuro en relación a mí mismo y a cierta búsqueda de la felicidad. Le dije que en treinta años sus robles serían magníficos. Él me respondió sencillamente que, si Dios le conservaba la vida, en treinta años plantaría tantos más, y que los diez mil de ahora no serían más que una gotita de agua en el mar.

Además, ahora estaba estudiando la reproducción de las hayas y tenía un semillero con hayucos creciendo cerca de su casita. Las plantitas, que protegía de las ovejas con una valla, eran preciosas. También estaba considerando plantar abedules en los valles donde había algo de humedad cerca de la superficie de la tierra.

Al día siguiente nos separamos.

Un año más tarde empezó la Primera Guerra Mundial, en la que yo estuve enrolado durante los siguientes cinco años. Un "soldado de infantería" apenas tenía tiempo de pensar en árboles, y a decir verdad, la cosa en sí hizo poca impresión en mí. La había considerado como una afición, algo parecido a una colección de sellos, y la olvidé.

Al terminar la guerra sólo tenía dos cosas: una pequeña indemnización por la desmovilización, y un gran deseo de respirar aire freco durante un tiempo. Y me parece que únicamente con este motivo tomé de nuevo la carretera hacia la "tierra estéril".

El paisaje no había cambiado. Sin embargo, más allá del pueblo abandonado, vislumbré en la distancia un cierto tipo de niebla gris que cubría las cumbres de las montañas como una alfombra. El día anterior había empezado de pronto a recordar al pastor que plantaba árboles. "Diez mil robles -pensaba- ocupan realmente bastante espacio". Como había visto morir a tantos hombres durante aquellos cinco años, no esperaba hallar a Elzeard Bouffier con vida, especialmente porque a los veinte años uno considera a los hombres de más de cincuenta como personas viejas preparándose para morir... Pero no estaba muerto, sino más bien todo lo contrario: se le veía extremadamente ágil y despejado: había cambiado sus ocupaciones y ahora tenía solamente cuatro ovejas, pero en cambio cien colmenas. Se deshizo de las ovejas porque amenazaban los árboles jóvenes. Me dijo -y vi por mí mismo- que la guerra no le había molestado en absoluto. Había continuado plantando árboles imperturbablemente. Los robles de 1.910 tenían entonces diez años y eran más altos que cualquiera de nosotros dos. Ofrecían un espectáculo impresionante. Me quedé con la boca abierta, y como él tampoco hablaba, pasamos el día en entero silencio por su bosque. Las tres secciones medían once kilómetros de largo y tres de ancho. Al recordar que todo esto había brotado de las manos y del alma de un hombre solo, sin recursos técnicos, uno se daba cuenta de que los humanos pueden ser también efectivos en términos opuestos a los de la destrucción...

Había perseverado en su plan, y hayas más altas que mis hombros, extendidas hasta el límite de la vista, lo confirmaban. me enseñó bellos parajes con abedules sembrados hacía cinco años (es decir, en 1.915), cuando yo estaba luchando en Verdún. Los había plantado en todos los valles en los que había intuido -acertadamente- que existía humedad casi en la superficie de la tierra. Eran delicados como chicas jóvenes, y estaban además muy bien establecidos.

Parecía también que la naturaleza había efectuado por su cuenta una serie de cambios y reacciones, aunque él no las buscaba, pues tan sólo proseguía con determinación y simplicidad en su trabajo. Cuando volvimos al pueblo, vi agua corriendo en los riachuelos que habían permanecido secos en la memoria de todos los hombres de aquella zona. Este fue el resultado más impresionante de toda la serie de reacciones: los arroyos secos hacía mucho tiempo corrían ahora con un caudal de agua fresca. Algunos de los pueblos lúgubres que menciono anteriormente se edificaron en sitios donde los romanos habían construido sus poblados, cuyos trazos aún permanecían. Y arqueólogos que habían explorado la zona habían encontrado anzuelos donde en el siglo XX se necesitaban cisternas para asegurar un mínimo abastecimiento de agua.

El viento también ayudó a esparcir semillas. Y al mismo tiempo que apareció el agua, también lo hicieron sauces, juncos, prados, jardines, flores y una cierta razón de existir. Pero la transformación se había desarrollado tan gradualmente que pudo ser asumida sin causar asombro. Cazadores adentrándose en la espesura en busca de liebres o jabalíes, notaron evidentemente el crecimiento repentino de pequeños árboles, pero lo atribuían a un capricho de la naturaleza. Por eso nadie se entrometió con el trabajo de Elzeard Bouffier. Si él hubiera sido detectado, habría tenido oposición. Pero era indetectable. Ningún habitante de los pueblos, ni nadie de la administración de la provincia, habría imaginado una generosidad tan magnífica y perseverante.

Para tener una idea más precisa de este excepcional carácter no hay que olvidar que Elzeald trabajó en una soledad total, tan total que hacía el final de su vida perdió el hábito de hablar, quizá porque no vio la necesidad de éste.

En 1.933 recibió la visita de un guardabosques que le notificó una orden prohibiendo encender fuego, por miedo a poner en peligro el crecimiento de este bosque natural. Esta era la primera vez -le dijo el hombre- que había visto crecer un bosque espontáneamente. En ese momento, Bouffier pensaba plantar hayas en un lugar a 12 km. de su casa, y para evitar las ideas y venidas (pues contaba entonces 75 años de edad), planeó construir una cabaña de piedra en la plantación. Y así lo hizo al año siguiente.

En 1.935 una delegación del gobierno se desplazó para examinar el "bosque natural". La componían un alto cargo del Servicio de Bosques, un diputado y varios técnicos. Se estableció un largo diálogo completamente inútil, decidiéndose finalmente que algo se debía hacer... y afortunadamente no se hizo nada, salvo una única cosa que resultó útil: todo el bosque se puso bajo la protección estatal, y la obtención del carbón a partir de los árboles quedó prohibida. De hecho era imposible no dejarse cautivar por la belleza de aquellos jóvenes árboles llenos de energía, que a buen seguro hechizaron al diputado.

Un amigo mío se encontraba entre los guardabosques de esa delegación y le expliqué el misterio. Un día de la semana siguiente fuimos a ver a Elzeard Bouffier. Lo encontramos trabajando duro, a unos diez kilómetros de donde había tenido lugar la inspección.

El guardabosques sabía valorar las cosas, pues sabía cómo mantenerse en silencio. Yo le entregué a Elzeard los huevos que traía de regalo. Compartimos la comida entre los tres y después pasamos varias horas en contemplación silenciosa del paisaje...

En la misma dirección en la que habíamos venido, las laderas estaban cubiertas de árboles de seis a siete metros de altura. Al verlos recordaba aún el aspecto de la tierra en 1.913, un desierto... y ahora, una labor regular y tranquila, el aire de la montaña fresco y vigoroso, equilibrio y, sobre todo, la serenidad de espíritu, habían otorgado a este hombre anciano una salud maravillosa. Me pregunté cuántas hectáreas más de tierra iba a cubrir con árboles.

Antes de marcharse, mi amigo hizo una sugerencia breve sobre ciertas especies de árboles para los que el suelo de la zona estaba especialmente preparado. No fue muy insistente; "por la buena razón -me dijo más tarde- de que Bouffier sabe de ello más que yo". Pero, tras andar un rato y darle vueltas en su mente, añadió: "¡y sabe mucho más que cualquier persona, pues ha descubierto una forma maravillosa de ser feliz!".

Fue gracias a ese hombre que no sólo la zona, sino también la felicidad de Bouffier fue protegida. Delegó tres guardabosques para el trabajo de proteger la foresta, y les conminó a resistir y rehusar las botellas de vino, el soborno de los carboneros.

El único peligro serio ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial. Como los coches funcionaban con gasógeno, mediante generadores que quemaban madera, nunca había leña suficiente. La tala de robles empezó en 1.940, pero la zona estaba tan lejos de cualquier estación de tren que no hubo peligro. El pastor no se enteraba de nada. Estaba a treinta kilómetros, plantando tranquilamente, ajeno a la guerra de 1.939 como había ignorado la de 1.914.

Vi a Elzeard Bouffier por última vez en junio de 1.945. Tenía entonces ochenta y siete años. Volví a recorrer el camino de la "tierra estéril"; pero ahora en lugar del desorden que la guerra había causado en el país, un autobús regular unía el valle del Durance y la montaña. No reconocí la zona, y lo atribuí a la relativa rapidez del autobús... Hasta que vi el nombre del pueblo no me convencí de que me hallaba realmente en aquella región, donde antes sólo había ruinas y soledad.

El autobús me dejó en Vergons. En 1.913 este pueblecito de diez o doce casas tenía tres habitantes, criaturas algo atrasadas que casi se odiaban una a otra, subsistiendo de atrapar animales con trampas, próximas a las condiciones del hombre primitivo. Todos los alrededores estaban llenos de ortigas que serpenteaban por los restos de las casas abandonadas. Su condición era desesperanzadora, y una situación así raramente predispone a la virtud.

Todo había cambiado, incluso el aire. En vez de los vientos secos y ásperos que solían soplar, ahora corría una brisa suave y perfumada. Un sonido como de agua venía de la montaña. Era el viento en el bosque; pero más asombro era escuchar el auténtico sonido del agua moviéndose en los arroyos y remansos. Vi que se había construido una fuente que manaba con alegre murmullo, y lo que me sorprendió más fue que alguien había plantado un tilo a su lado, un tilo que debería tener cuatro años, ya en plena floración, como símbolo irrebatible de renacimiento.

Además, Vergons era el resultado de ese tipo de trabajo que necesita esperanza, la esperanza que había vuelto. Las ruinas y las murallas ya no estaban, y cinco casas habían sido restauradas. Ahora había veinticinco habitantes. Cuatro de ellos eran jóvenes parejas. Las nuevas casas, recién encaladas, estaban rodeadas por jardines donde crecían vegetales y flores en una ordenada confusión. Repollos y rosas, puerros y margaritas, apios y anémonas hacían al pueblo ideal para vivir.

Desde ese sitio seguí a pie. La guerra, al terminar, no había permitido el florecimiento completo de la vida, pero el espíritu de Elzeard permanecía allí. En las laderas bajas vi pequeños campos de cebada y de arroz; y en el fondo del valle verdeaban los prados.

Sólo fueron necesarios ocho años desde entonces para que todo el paisaje brillara con salud y prosperidad. Donde antes había ruinas, ahora se encontraban granjas; los viejos riachuelos, alimentados por las lluvias y las nieves que el bosque atrae, fluían de nuevo. Sus aguas alimentaban fuentes y desembocan sobre alfombras de menta fresca. Poco a poco, los pueblecitos se habían revitalizado. Gentes de otros lugares donde la tierra era más cara se habían instalado allí, aportando su juventud y su movilidad. Por las calles uno se topaba con hombres y mujeres vivos, chicos y chicas que empezaban a reír y que habían recuperado el gusto por las excursiones. Si contábamos la población anterior, irreconocible ahora que gozaba de cierta comodidad, más de diez mil personas debían en parte su felicidad a Elzeard Bouffier.

Por eso, cuando reflexiono en aquel hombre armado únicamente por sus fuerzas físicas y morales, capaz de hacer surgir del desierto esa tierra de Canaan, me convenzo de que a pesar de todo la humanidad es admirable. Cuando reconstruyo la arrebatadora grandeza de espíritu y la tenacidad y benevolencia necesaria para dar lugar a aquel fruto, me invade un respeto sin límites por aquel hombre anciano y supuestamente analfabeto, un ser que completó una tarea digna de Dios.

(Elzeard Bouffier murió pacíficamente en 1.947 en el hospicio de Banon).

Jean Giono.


sábado, noviembre 25, 2006

Ahora todo el mundo esta escribiendo blog; supongo que yo tambien deberia tener el mio.

Yo no soy persona de seguir las modas, pero hay que reconocer que esta moda de los blog tienen muchos puntos a su favor. 
La idea de comunicar al mundo las interioridades propias es muy atractiva.

Ademas, seguro que de alguna forma esto afectara a la sociedad para mejor, al menos eso espero.

Asi que  !hay le vamos! 

Mi primer post.